jueves, 14 de febrero de 2013

El medio ambiente natural y sus componentes (2º A - B - D)

Los sistemas

En la naturaleza, los seres vivos nunca se encuentran aislados. Se encuentran siempre formando parte de grupos de organismos de la misma especie, además de relacionarse con organismos de distintas especies. Por último, también son influidos por entidades o condiciones naturales no vivas. Por todas esas razones se dice que los seres vivos forman parte de sistemas. Un sistema es un conjunto de elementos relacionados entre sí. En realidad, el concepto de sistema no se aplica solo a los seres vivos, sino a cualquier conjunto de elementos interrelacionados.

Hablando de los seres vivos, el medio ambiente de un organismo es un sistema complejo que incluye multitud de elementos. Este tipo de sistemas se denominan ecosistemas, nombre que procede de la raíz griega que significa casa. Algunos de los elementos del ecosistema no son seres vivos, como el medio (terrestre o acuático) en el que viven los organismos, la presencia o ausencia de agua, la temperatura, la cantidad de luz que recibe... Este conjunto de características reciben el nombre de factores abióticos. Además, el medio ambiente de un organismo incluye también otros seres vivos, de su misma especie o de especies diferentes, con los que está relacionado. Estos componentes se denominan factores bióticos. En otras palabras, se podría decir que un ecosistema es el conjunto de los factores abióticos y de los factores bióticos que están presentes en una zona determinada.

En todos los sistemas resultan tan importantes los elementos que los forman como las relaciones que se establecen entre ellos. En algunos casos, estas relaciones son unidireccionales, es decir, un elemento del sistema influye sobre otro, pero el segundo no influye sobre el primero. Sin embargo, en otros casos las direcciones son bidireccionales, es decir, los dos elementos se influyen mutuamente. Es el caso, por ejemplo, de las relaciones que se dan dentro de un ecosistema entre un depredador y su presa: está claro que el depredador influye sobre las presas, pero también las presas influyen sobre los depredadores; por ejemplo, si las presas mueren como resultado de una enfermedad, los depredadores se verán afectados, porque dispondrán de menos comida. Este tipo de relaciones dan lugar a ciclos de retroalimentación, y tienen gran importancia para el funcionamiento de los sistemas.

Los factores abióticos

Hay muchas características ambientales que se deben a los elementos no vivos de los ecosistemas que influyen en los organismos que forman parte de ellos. Estas características se denominan factores abióticos, y entre ellas se encuentran la temperatura, la cantidad de agua, el viento o la luz. Además, en muchos casos, esos factores ambientales interactúan entre ellos, de forma que su combinación afecta a los seres vivos de una manera diferente a como lo harían por separado. Por ejemplo, el clima es el resultado de la acción conjunta de la cantidad de luz, la temperatura, el viento y la disponibilidad de agua, pero ejerce un efecto conjunto sobre los organismos diferente al que cada uno de esos factores ejerce por separado.

Otro tipo de factores abióticos que actúan sobre los seres vivos son los que se deben al tipo de medio en el que habitan los organismos: los que viven en el medio acuático soportan condiciones distintas a los que viven en el medio terrestre.

Los factores abióticos limitan y condicionan las posibilidades de sobrevivir de los organismos, y estos necesitan tener ciertas características concretas para poder enfrentarse a ellos. Esas características peculiares que permiten a un organismo sobrevivir en ciertas circunstancias poco apropiadas reciben el nombre de adaptaciones.

La temperatura

La mayoría de los organismos mueren cuando su temperatura interna baja por debajo de los 0ºC o sube por encima de los 45ºC. Además, los organismos tienen una temperatura óptima, a la cual son capaces de desarrollar su máxima actividad. Por encima o por debajo de esa temperatura la actividad del organismo disminuye progresivamente hasta que, al alcanzar ciertos valores, se produce su muerte.

Para evitar o reducir los efectos negativos de los cambios de temperatura, los animales desarrollan mecanismos que les permiten mantener más o menos constante su temperatura interna a pesar de que cambie la temperatura del medio externo. Según cuáles sean estos mecanismos, se distinguen varios tipos de organismos:
  • Los animales endotermos mantienen siempre constante su temperatura interna, gracias a que producen y son capaces de utilizar su propio calor. Son los mamíferos y las aves.
  • Los animales ectotermos dependen del calor que procede del exterior para mantener su temperatura. Son, por ejemplo, los reptiles.
  • Los animales heterotermos regulan su temperatura solo en algunas épocas del año, o en algunas partes de su cuerpo. Un ejemplo son los osos, que hibernan cuando la temperatura exterior es demasiado fría, lo que les haría perder demasiada energía para mantener su temperatura interna.
Además, los animales que viven en condiciones de temperaturas extremas, muy frías o demasiado cálidas, poseen características especiales que les permiten soportar esas condiciones:
  • Los animales de climas fríos tienen pieles gruesas, acompañadas de capas de pelo densas y abundantes, tamaños relativamente grandes para reducir la proporción de calor perdida y partes sobresalientes del cuerpo (orejas, patas... ) relativamente pequeñas, también para reducir la pérdida de calor.
  • Los animales de climas cálidos, por el contrario, tienen pieles finas y poco pelo, son de pequeño tamaño y las partes sobresalientes de su cuerpo son proporcionalmente grandes, porque eso les facilita perder calor.
 Los animales tienen también la posibilidad de adaptarse a los cambios de temperatura adaptando su comportamiento a las condiciones de su entorno. De esta forma, algunos animales hibernan cuando las temperaturas son demasiado frías, mientras que otros detienen su actividad en las épocas de temperatura elevada (estivación). Por último, algunos animales migran, es decir, cambian de hábitat, cuando las condiciones de temperatura hacen difícil su supervivencia.

Las plantas también necesitan adaptarse a la temperatura, especialmente al frío. Las principales adaptaciones de las plantas a las bajas temperaturas son: pequeño tamaño, pérdida de las hojas en las épocas más extremas y limitación de su actividad durante el mal tiempo. Esta última adaptación se refiere a que las plantas pierden sus partes expuestas (tallo, hojas) y permanecen en forma de bulbos, tubérculos o estolones, hasta que vuelven a crecer cuando las condiciones son más apropiadas.

El viento

El efecto del viento sobre los organismos consiste en aumentar la acción de la temperatura; la evaporación del sudor en los animales, o la pérdida de agua a través de las hojas en las plantas supone un problema, y el viento aumenta esos procesos al alejar el agua de la superficie de los organismos.

Los animales no tienen problemas para evitar la acción del viento, ya que pueden buscar refugio. Por su parte, las plantas pueden llegar a ver alterado su crecimiento si el viento es fuerte y constante en una misma dirección.

Otro efecto del viento sobre los vegetales es su participación en la dispersión del polen y de las semillas de las plantas anemógamas y anemócoras respectivamente.

Agua

La necesidad de conseguir y conservar el agua es uno de los factores ambientales que más afectan a los seres vivos, incluso a los que viven dentro de ella. Todos los organismos intercambian agua a través de la superficie de su cuerpo: los acuáticos, debido a la diferencia de la concentración del medio y de su interior, y los terrestres por evaporación o por transpiración.

En los organismos terrestres, la pérdida de agua es proporcional a la cantidad de vapor de agua que hay en la atmósfera: cuanto menor sea la humedad ambiental, más agua pierden los organismos. Hay dos formas de medir esa cantidad de agua atmosférica:
  • La humedad absoluta mide la cantidad total de vapor de agua que hay en un determinado volumen de aire.
  • La humedad relativa es la cantidad total de vapor de agua que hay en un determinado volumen de aire (humedad absoluta) dividida entre la cantidad que podría haber, como máximo, a esa temperatura, y expresada como porcentaje.
De esas dos características, los seres vivos están más afectados por la humedad relativa: si es muy baja, pueden perder una gran cantidad de agua de su cuerpo rápidamente, llegando a la deshidratación, mientras que si es muy alta impide la evaporación del sudor, y por lo tanto la regulación de la temperatura interna del organismo.

Humedad y temperatura producen un efecto combinado sobre los seres vivos, ya que la humedad relativa depende mucho de la temperatura: con la misma humedad absoluta, el aumento de temperatura reduce en gran medida la humedad relativa. Esto, combinado con la necesidad que tienen los seres vivos de perder calor mediante la sudoración o la evaporación, hace que los organismos sufran graves problemas cuando la temperatura es alta y el aire está seco.

Los seres vivos dependen del agua en mayor o menor medida. Algunos necesitan vivir en el interior del agua (acuáticos); otros necesitan vivir en un ambiente húmedo, y dependen del agua para reproducirse (hidrófilos, como los anfibios). Los mamíferos y las aves necesitan menos agua: pueden vivir permanentemente en el medio terrestre (mesófilos). Por último, muchos insectos y reptiles necesitan muy poca agua para sobrevivir, por lo que se consideran organismos xerófilos.


Luz

La luz proporciona, directa o indirectamente, prácticamente toda la energía que necesitan los seres vivos para sobrevivir, de modo que resulta necesaria para todos. Hay dos características de la luz que tienen una influencia importante sobre los seres vivos:
  • Su intensidad, es decir, la cantidad total de luz recibida por los organismos. Los animales se adaptan a esta característica cambiando de posición, o desarrollando un comportamiento que les permite realizar sus actividades en sus condiciones de iluminación preferidas. En cuanto a las plantas, las hay bien adaptadas a recibir una gran cantidad de luz (plantas "de sol" o heliófilas) mientras que otras sobreviven con poca cantidad de luz (plantas "de sombra" o umbrófilas). En este caso suelen tener hojas grandes y oscuras, con gran cantidad de clorofila.
  • Sus cambios cíclicos, diarios o estacionales. La duración del periodo de luz (fotoperiodo) influye en varios procesos vitales tanto de animales como de vegetales: producción de flores, caída de las hojas, cambio de piel, pelo o plumas, entrada y salida del letargo o en las migraciones.
Clima

Los factores ambientales (luz, temperatura, humedad, viento) están relacionados entre sí, de forma que ejercen una acción conjunta sobre los seres vivos. La combinación de estos factores ambientales es lo que conocemos como clima, y actúa como un nuevo factor ambiental, con propiedades nuevas, que afecta a todos los organismos.

El clima afecta a los organismos tanto a gran escala, debido a sus características generales que nos hacen diferenciar grandes zonas climáticas (macroclima), pero también a pequeña escala: las diferencias ambientales que se dan entre puntos próximos dentro de un ecosistema, por ejemplo en un bosque entre la zona alta y la parte inferior de los árboles (microclima).

Las diferencias macroclimáticas determinan la distribución geográfica de los grandes tipos de ecosistemas, los biomas. A grandes rasgos, en cada tipo de clima se desarrolla un tipo de bioma diferente. En cuanto al microclima, su efecto es determinar la distribución de los distintos tipos de organismos dentro del mismo ecosistema.

El biotopo

La parte no viva de un ecosistema  en su conjunto recibe el nombre de biotopo, y entre sus componentes se encuentran las características climáticas del ecosistema, pero también sus características geográficas (si es un terreno llano o inclinado, si se encuentra a gran altura o casi al nivel del mar...) y el tipo de sustrato, es decir, el "medio" en el que viven los organismos.

Según ese sustrato se distinguen dos grandes tipos de biotopos: el medio terrestre y el medio acuático.

El medio terrestre

Las características del medio terrestre que influyen sobre los organismos reciben el nombre de factroes edáficos. Los más importantes son:
  • La composición del suelo: hay varios componentes del suelo que condicionan la presencia en él de los seres vivos, como son
    • La cantidad de agua disponible
    • La cantidad de sales minerales: el calcio afecta en gran medida al crecimiento de las plantas, de forma que hay algunas que pueden crecer cuando es abundante (plantas calcícolas) mientras que otras no se desarrrollan en suelos con este mineral (plantas calcífugas). Otros minerales que pueden afectar a las plantas son el sodio (cuyo exceso produce suelos con poco crecimiento vegetal) y el nitrógeno.
    • La acidez del suelo, que está relacionada con la abundancia de calcio.

  • La estructura del suelo es la disposición vertical de los diferentes elementos que lo forman: tamaño de sus componentes, presencia de materia orgánica... Afecta a la accesibilidad del agua por parte de las plantas y a la presencia en el suelo de otros organismos.

 El medio acuático

Las propiedades del agua afectan de manera considerable a los organismos que viven en este medio. Algunas de esas características especialmente importantes para los seres vivos son:
  • El calor específico del agua es muy elevado. Eso significa que el agua necesita una gran cantidad de energía para cambiar ligeramente su temperatura. Gracias a ello los organismos acuáticos mantienen su temperatura interna más fácilmente que los que viven en el medio terrestre.
  • La salinidad es la cantidad total de sales minerales disueltas en el agua. Dependiendo de ellas se distingue el agua dulce (que tiene menos de 10 gramos de sal por litro), el agua salada (unos 35 gramos de sal por litro) y el agua salobre, que tiene una cantidad intermedia de sales. En general, los animales que viven en agua dulce no son capaces de vivir en aguas salobres o salada y  viceversa, porque necesitan controlar de forma diferente la entrada y la salida de agua de su cuerpo, aunque hay algunos animales, como los salmones, que son capaces de vivir en ambos tipos de medios. En concreto, los salmones nacen en el curso alto de los ríos y migran hacia el mar. En la época de reproducción, remontan el mismo río en el que nacieron donde se aparean y mueren.
  • Absorción de luz: al contrario de lo que ocurre con el aire, el agua absorbe la luz de un modo muy eficaz, de forma que las masas de agua como lagos o mares son prácticamente negras por debajo de una cierta profundidad. Como consecuencia de esto, los ecosistemas acuáticos presentan dos zonas claramente diferentes: la parte superior, donde hay luz, se denomina zona fótica, mientras que la parte inferior, oscura, recibe el nombre de zona afótica. Las plantas solo pueden realizar la fotosíntesis en la zona fótica, mientras que los organismos de la zona afótica dependen de los que viven en las capas superiores.
  • Cantidad de oxígeno: los gases, entre ellos el oxígeno, son muy poco solubles en agua, por lo que la cantidad de oxígeno disponible para los organismos acuáticos sea mucho menor que la que hay en el medio terrestre. Esto obliga a estos organismos a contar con sistemas respiratorios muy eficaces, como las branquias. Por otra parte, la solubilidad de los gases en el agua disminuye al aumentar la temperatura, lo que hace que los ecosistemas acuáticos más ricos sean los de aguas frías.
  • Acidez del agua
  • Densidad y viscosidad: la densidad de una sustancia es el resultado de dividir su masa entre el volumen que ocupa. La del agua es mucho mayor que la del aire, lo que facilita la flotabilidad de los organismos. En cuanto a la viscosidad, es la dificultad de un líquido para fluir. Influye en la capacidad de los organismos para moverse en el agua, haciendo necesario que tengan formas hidrodinámicas.
Los factores bióticos

Los componentes vivos del ecosistema también influyen sobre cada uno de los organismos que forman parte de él. Esas características, debidas a las relaciones que se establecen entre los seres vivos, son las que reciben el nombre de factores bióticos. Esas relaciones pueden establecerse entre individuos de la misma especie, con lo que se habla de relaciones intraespecíficas, o de especies diferentes, en cuyo caso se trata de relaciones interespecíficas. Una característica particular de los factores bióticos es que dependen de la densidad de población de los organismos que intervienen en la relación.

Una población es el conjunto de organismos de la misma especie que forman parte de un ecosistema. Para conocer las características de un ecosistema es importante conocer también las características de las poblaciones que los forman. Entre esas características se incluyen:
  • El número de individuos que las forman, y su densidad.
  • La duración de la vida
  • La proporción de sexos
  • La fecundidad, es decir, el número de descendientes por progenitor en un tiempo determinado.
  • La distribución por edades de los individuos que la forman
  • La curva de supervivencia de la población, que nos informa de si los individuos mueren jóvenes o sobreviven mucho tiempo.
Dentro de una misma población pueden darse relaciones de cooperación o de competencia. La cooperación es la razón para que se formen las poblaciones, ya que proporciona ventajas a sus miembros a la hora de alimentarse, reproducirse o defenderse.

Existen diferentes tipos de poblaciones, según las relaciones que se establezcan entre sus componentes; las poblaciones familiares, por ejemplo, se forman sobre todo para facilitar la reproducción de los individuos, mientras que las poblaciones gregarias facilitan las migraciones. Las bandadas de pájaros, o los cardúmenes de peces les proporcionan a sus miembros ventajas para alimentarse y defenderse. Los insectos sociales forman poblaciones estatales, en las que todos los organismos actúan coordinadamente y tienen repartidas las funciones que realizan. Por último, las poblaciones coloniales, como los arrecifes de coral, se forman por división de un organismo.

La competencia intraespecífica se produce cuando varios individuos de la misma especie tratan de conseguir un mismo recurso, especialmente si su disponibilidad no es suficiente para todos los individuos. El recurso puede ser el alimento, la pareja reproductora, un refugio o un territorio adecuado para crecer. El efecto de la competencia entre individuos de la misma especie es siempre negativo para todos los individuos que compiten, porque hace más difícil la supervivencia de todos ellos.

Relaciones interespecificas

La comunidad o biocenosis es el conjunto de poblaciones que comparten un mismo ecosistema es decir, el conjunto de todos los seres vivos del ecosistema.

En los ecosistemas acuáticos, las comunidades se identifican por la zona en la que habitan (en la superficie, flotando o en el fondo), mientras que en los ecosistemas terrestres se describen según el tipo de vegetación más característico (pinar, robledal, hayedo...). Las comunidades terrestres suelen tener una estructura vertical bien definida, que se observa porque las plantas alcanzan diferentes alturas, formando estratos (herbáceo, arbustivo o arbóreo).

Las relaciones interespecíficas dentro de una comunidad pueden beneficiar o perjudicar a una de las dos especies que se relacionan, o resultar indiferentes para una especie.

Competencia interespecífica

Se produce cuando individuos de distintas especies tratan de conseguir un recurso limitado, como puede ser el alimento, el territorio, etcétera.

Como resultado de la competencia, las dos especies resultan perjudicadas, lo que supone que va disminuyendo el número de individuos que forman las dos poblaciones, aunque en general una de las especies sufre más los efectos de la competencia que la otra.

Una situación especial se produce cuando dos especies compiten por todos los recursos que necesitan conseguir. En ese caso, como una de las dos especies va a sufrir más que la otra los efectos de la competencia, la más perjudicada acaba por desaparecer del ecosistema. Este caso se da, especialmente, cuando se introducen de manera artificial especies en un ecosistema. (introducción de especies alóctonas).
Depredación

En la depredación un organismo vivo, la presa, es matado y consumido total o parcialmente por otro organismo distinto, el depredador (o predador). Se pueden distinguir dos tipos diferentes de depredación: en la depredación verdadera, el depredador da muerte a su presa, mientras que los ramoneadores se alimentan de partes de su presa, pero manteniéndola viva. Es el caso de los herbívoros que se alimentan de las hojas o de las ramas tiernas de las plantas.
Parasitismo

En este caso un organismo, el parásito, consume una parte de otro, el hospedador, pero sin causarle la muerte al menos en un periodo corto de tiempo. Se trata de una asociación bastante extendida en la naturaleza, hasta el punto de que se calcula que aproximadamente la mitad de las especies de seres vivos la sufren, incluyendo tanto animales como plantas.

En muchos casos los parásitos son específicos, es decir, solo pueden parasitar a una especie, pero no a otras, de modo que dependen de ella para poder sobrevivir, mientras que otros, por ejemplo el virus de la gripe, pueden pasar de unos animales a otros, lo que hace más difícil su control.

Algunos parásitos tienen un ciclo de vida complejo, y necesitan más de un hospedador para completarlo, como ocurre con la tenia humana, que debe infectar a cerdos para poder terminar su ciclo vital.
Es posible distinguir varios tipos de parásitos. Si se tiene en cuenta el tamaño relativo del parásito y del hospedador, se pueden diferenciar los microparásitos, como virus y bacterias, y los macroparásitos, que suelen ser invertebrados. En cambio, si el criterio que se considera es la parte del cuerpo del hospedador donde se alojan y desarrollan su ciclo vital, se distingue entre endoparásitos, que viven en el interior del cuerpo y ectoparásitos, que viven en la superficie.

Mutualismo

Las relaciones mutualistas se caracterizan porque las dos especies que participan en ellas obtienen beneficios de la misma. Un ejemplo muy conocido de mutualismo es el de los "peces dentistas" que se encuentran en los arrecifes de coral: los peces grandes acuden a estos peces para que les eliminen los restos de comida que han quedado entre sus dientes. Los dentistas, por su parte, utilizan esos restos como alimento.

En algunos casos la relación de mutualismo es tan intensa que los dos organismos llegan a hacerse mutuamente dependientes, como ocurre con los líquenes, que en realidad son dos organismos diferentes: un hongo, que es capaz de obtener agua del entorno y un alga, que realiza la fotosíntesis. Este tipo de relación mutualista se denomina simbiosis.

El ser humano también establece relaciones simbióticas con otros organismos. Es el caso, por ejemplo, de las bacterias que viven en nuestro intestino constituyendo la flora intestinal normal: ellas aprovechan una parte de los nutrientes que nosotros conseguimos durante la alimentación, mientras que el hombre se beneficia de su actividad produciendo algunas vitaminas y eliminando las bacterias de otras especies capaces de producir enfermedades.
Comensalismo

Es la relación que se establece entre dos especies que se caracteriza porque una de ellas (el comensal) obtiene un beneficio, mientras que la otra no resulta beneficiada ni perjudicada. Un ejemplo típico de comensalismo es la relación entre las rémoras y grandes animales marinos, como los tiburones. La rémora se adhiere al cuerpo del tiburón utilizando una ventosa de la parte superior de la cabeza, con lo que se mueve con menor esfuerzo. Además, se aprovecha de los restos de comida que deja el tiburón cuando atrapa una presa. Por su parte, el tiburón no se ve perjudicado, porque en ningún caso utiliza esos trozos de comida.

Amensalismo

En las relaciones de tipo amensalista, una de las especies perjudica a la otra, sin obtener ningún beneficio ni perjuicio de la segunda especie. Un caso especialmente interesante de amensalismo es la antibiosis, en la que una de las especies produce y libera al exterior una sustancia química capaz de causar daño a otras especies diferentes (antibiótico). La mayor parte de los antibióticos que se utilizan en medicina han sido extraídos de estos organismos.

Los ecosistemas dentro de otros sistemas

La recurrencia es una característica de algunos sistemas que consiste en estar formados por partes que, a su vez, también son sistemas. Los ecosistemas son sistemas recurrentes: los organismos son sistemas, pero a su vez forman parte de otros conjuntos que también tienen características similares: las poblaciones, las comunidades y los propios ecosistemas.

Pero, además, los ecosistemas forman parte a su vez de otros sistemas mayores:
  • Los biomas son conjuntos de ecosistemas característicos de una zona geográfica y climática amplia. Cada bioma se distingue de los demás por el tipo de vegetación que lo forma y por los grandes grupos de animales que habitan en él.
  • La biosfera es la zona de la Tierra en la cual se encuentra la vida. Se extiende desde el fondo de los océanos hasta la cumbre de las mayores montañas.
  • La ecosfera es el sistema global del planeta Tierra, y está formado por todos los organismos del planeta y por las relaciones que se establecen entre ellos y con el medio ambiente.

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